Una vez, alguien me clasificó como 'rara' y así he permanecido definida hasta la fecha. Ser la 'rara' no era agradable... hasta que una vez, mostré mi desagrado cuando cierta persona me dijo 'eres rara'. Esa persona, me replicó que ser raro no tenía por qué ser algo malo, sino que ser diferente, tenía mérito.
Desde entonces, he aprendido a convivir con lo que soy, aceptándome más cada día y cambiando poco a poco el concepto de la etiqueta que llevo puesta: "soy rara". Sí, soy rara, pero cada día con un poco más de honra.
Y doy gracias a esa persona que aceptó mis rarezas como parte de mi, incluso antes de que yo lo hiciera. En ese momento, esa persona no sé si era consciente del cambio y de la sacudida que yo tanto necesitaba y que ni siquiera lo sabía. Gracias.
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