Como siempre, parece que sólo paso por aquí, por este viejo blog lleno de telarañas, cuando estoy arrastrándome por el suelo.
Bueno, miento. Porque hace un poco más de 6 meses estuve a punto de dejar de existir y ni siquiera tuve fuerzas para venir aquí.
Y ahora una vez más, para sorpresa de nadie estoy con la ansiedad a punto de salir del pecho, el corazón abierto y el mundo en la garganta.
Porque he vuelto a arriesgar y he vuelto a perder. Y durante todo este tiempo me quería auto convencer que no estaba tan entregada pero sí, es inevitable dar un poquito de mí en cada vínculo.
Y supongo que eso es lo bonito, porque he podido vivir algo sin precedentes. Relacionarme desde un vínculo sano, con sensación de equilibrio y reciprocidad, en el cual podía ser yo misma en todas mis vertientes.
Y ayer, justo en el momento de acabar, como no puede ser de otra forma, le abrí a quien ha estado al otro lado durante casi 5 meses intensamente sorprendentes, la puerta de la parte más oscura de mi alma. En parte para que así fuera más fácil de decidir para él, y para quitarme yo un peso de encima supongo. Y para corroborar mi eterna profecía auto-cumplida: que nadie en su sano juicio va a querer quedarse al lado de este desastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario