jueves, 12 de abril de 2012

Times, they're a changin'.

Yo, yo, yo, y yo.
Soy lo más importante, mi ombligo es el centro de gravedad de la tierra. Todo gira alrededor de mi, y todo tiene que venir a mí. Yo nunca doy primeros pasos, ¿para qué?. Los demás no entran dentro de mi profundidad de campo... Los percibo borrosos, aquí el elemento enfocado soy yo. Por eso nunca me equivoco. 
 Siempre tengo la razón, y perdona que te lo diga, pero sé más que tú. Me encanta darme cuenta de todo y ser el centro de atención. No soy un planeta, soy una estrella. Brillo con luz propia.

 El ser humano, igual que todos los animales, sólo sabe mirarse a si mismo, es un ser egocéntrico que busca su propia satisfacción, a todos los niveles, por encima de todo.

Pero lo interesante es que, a diferencia de los animales, es infeliz. Y lo seguirá siendo. Sí, sí; es una criatura maravillosa y sabe hacer cosas espectaculares. Pero eso no da la felicidad.

Quizá si acepta que si muere el planeta tierra no se detendrá, que sin la sociedad no es nadie, que si emite luz es porque otras personas creyeron en él, que el ayudar al prójimo rejuvenece el alma, que una sonrisa ajena vale diez veces que la suya propia... Si lo acepta...si se entrega a esas ideas... sus ojos se abrirán y entonces redescubrirá el mundo. Aprenderá a valorar aquello que le rodea y su mente será libre, para soñar.



No fui persona hasta que alguien me arregló, usando como pegamento la confianza.



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