Un disfraz, y puedes ser quién quieras. Si a ello se le suma el alcohol, música y buen ambiente, mejor que mejor. Repites la única rutina de la cual nunca te cansarás jamás: cierras los ojos y te dejas llevar...
Hoy no eres tú, pero eso poco importa, porque todo queda atrás. Es como si empezaras de cero, borrón y cuenta nueva. Pero mañana, te despertarás y volverás a ser tú.
Y para variar, en algún lugar te echo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario