Odio San valentín y todo lo que conlleva.
Si quieres a una persona se lo demuestras todos los días.
El día de los enamorados debería ser todos los días.
El amor no se mide por cajas de bombones o escapadas románticas -que no digo que de vez en cuando no esté mal, bueno más bien lo de los viajes que lo de los bombones- sino por esos pequeños momentos que aunque pasen, siempre se quedan.
Es el placer de los pequeños gestos y detalles -que normalmente no se pueden comprar- y sobretodo de las sonrisas.
Una sonrisa es el mejor regalo.
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