Hoy levanto mi copa por todos aquellos que dijeron que estarían ahí siempre, y que hoy no están a mi lado.
Me mintieron. Pero es que ellos mismos se lo llegaron a creer. Y no les culpo por ello, porque de la misma manera, muchas personas podrían decir lo mismo de mí.
Pero las personas vienen y se van. Y eso es lo que en el fondo, nos enriquece. No puedes atarte y limitarte. A cuántas más personas conozcas, mejor.
Aunque en principio pueda ser doloroso perder la relación con personas que en su día fueron tus amigos, luego conoces a otras personas diferentes (ojo, ni mejores ni peores: diferentes). No se trata de sustitución. En cada etapa de la vida estarás ligado a distintas personas. Y quien sabe, dentro de un tiempo vuelvas a coincidir con personas que quedaron atrás.
No sabes que te depara el futuro, puesto que no existe camino: se hace el camino al andar.
Por lo pronto, improvisemos.
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