lunes, 12 de septiembre de 2011

What if you lose?

No todo depende de nosotros. Lo queramos o no, siempre existe la probabilidad de que cualquier cosa, por muy premeditada que esté, falle. Y no sólo las cosas, sino también las conductas.

¿Cuántas veces no nos hemos sorprendido a nosotros mismos, haciendo cosas que pensábamos que nunca haríamos? ¿Cuántas veces nos hemos asustado de nuestros propios pensamientos, porque no nos hemos reconocido? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de decir algo, inmediatamente después de haberlo dicho?

Es por ello, que defiendo la idea de que el ser humano es impredecible. Eso me hace ser un poco -bastante- desconfiada. Me puedo esperar cualquier cosa de una persona, y no lo hago porque piense que esa persona sea mala gente o algo así, sino porque soy tan rematadamente precavida que me intento preparar para cualquier sorpresa.

¡Ilusa de mí! 

Día tras día las personas no dejan de sorprenderme. Incluso yo misma lo hago.

Intento buscar explicaciones para las sorpresas en las conductas, pero todo es en vano. No seguimos un patrón fijo. No se nos puede encasillar.

Y ante tanta abstracción, toda precaución es poca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario